Y sí, yo recuerdo una historia que inventé cuando iba al kinder. Tenía que responder a la tediosa pregunta que todas las madres le hacen a sus hijos:
-¿Cómo te fue en la escuela?
Yo le dije que me había dolido la panza (no recuerdo si eso era verdad o mentira). Obviamente mi madre se preocupó:
-¿Te dieron algo?
Y no sé por qué le contesté que me habían dado té y que era un té chino que había llevado una niña que era china y que acababa de llegar a la escuela.
Mamá me creyó fascinada y yo quedé fascinada de contar una historia tan buena como para que me la creyeran.
Desde entonces soy capaz de mentir por el placer de la historia. El mundo es un gran patio de juegos.
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