lundi 7 décembre 2009

2009 y cinco diamantes

Qué de horas tratando de aplastar las frustraciones, de acariciar ruinas, de intentar escapar, intentar escapar pero no. No escapé.
Qué de horas respirando tus ritmos y encontrándote, qué de encuentros bajo arenas o bajo sombrillas y siempre bien. Bienestar de guerrera, de desgarre e himnos, Bienestar de mi lugar y mi espacio y los astros danzantes alrededor.
Rodeada de olores a ámbar, envuelta de fuerzas salvajes, creciendome el corazón para ausencias injustas y para amores inmensos con bestias grandiosas que dan momentos grandiosos de iluminación, como cuando me sostienes la mano, mientras nos volvemos delincuentes, mientras me cuidas el sueño para que yo siga siendo la cabecita de las nubes, los detalles debajo de las huellas, para que siga pareciendo el ser más feliz del mundo y el más despreocupado y el más absurdo.
Ayudando al santuario de la armonía donde yo me desplomo y sólo tú lo notas y sólo yo lo escondo y entonces nadie pregunte y nadie se entere.
Viajándome, revolviendome para que me vuelva sabia y hermosa.
Encontrada, pulida, modificada, casi divina.
Detrás de mis guiños y mis coqueterias, detrás de mis risas y mis espasmos. La chica que de un año ha hecho la luna y las estrellas y por lo tanto todo el cosmos.
Y caminando humildemente, entendiendo el porqué y el cómo de las pasiones, de las alianzas, de las soledades.
Sin miedo a los lunares, sin miedo a las repeticiones o a los errores, al final de todo no serán más que eslabones del mundo perfecto, de la vida vida, de mi amor por la vida.