mercredi 28 avril 2010

Hogar

Vivimos en un departamento diminuto desde hace un año. Es un departamento que parece responder al modelo inicial de nuestro primer departamento en una calle llamada Bonaparte. De alguna forma siempre hemos caído en sitios altos y luminosos. La cocina es nuestro centro, nuestro eje, es ahí donde formulamos deseos, revolvemos especias, atesoramos nuestros tesoros traídos de Oriente u Occidente, se conviente en el lugar donde se guardan nuestras costumbres muy secretas de mucha azúcar y un poco de picante, es ahí donde empiezan los juegos, donde la casa misma se inunda de luz y de sabores, es ahí la sala de baile entre los tiempos y los secretos, es donde se rompen las cosas, donde está la fisura entre un tiempo íntimo, pausado y la locura de los horarios cotidianos.



Tenemos un gran ventanal que da vista hacia una fuente. La fuente cambia de colores y de estados de humor todos los días, ella nos anuncia si el día será mágico o simplemente normal, es nuestro oráculo personal.



Una mañana bañada con un sol lleno de miel, Manu miró a la ventana y dijo:


-Esos perros no se cansan



Los perros correspondían a 5 animales vestidos de abeja que daban vueltas y vueltas alrededor de la fuente, perritos torpes que nunca completaban su carrera todos juntos. Uno ya se regresó a oler unas flores, el otro se adelanta pero se va para otro lado, aquellos tres empiezan a morderse.

Y la vida no se cansa, ni la luna, ni la felicidad que va explotando en pequeños momentos, en reflejos del cristal de un mundo lleno de detalles.

Mientras miro todos los días mi ventanal mundano pienso que los días se van haciendo de miradas, de atenciones pequeñas con los seres cercanos, de un cuidado suave al mundo interno. tenemos un hogar, sólo nuestro con pequeños rituales, con su poesía secreta y con su drama.

Miramos por la ventana, a veces hay lluvias de hojas doradas en plena primavera. La mecánica secreta de un realidad que se esconde de lo urgente y de la indiferencia. Para nosotros tiene mucho sentido vivir así, en las alturas.