vendredi 2 octobre 2009

Presentaciones 1.2

La abuela tenía un baúl lleno de rebozos, venían de todas partes de la república, tenían los diseños más exquisitos con los hilos más finos. Había algunos que estaban guardados en cajas más pequeñas de madera y las telas se fueron volviendo un código familiar del que nadie se daba cuenta. Nada era mejor en una noche de tormenta, que ir a meter la cabeza al baúl y besar los rebozos, olerlos o pasarle los dedos o danzar las danzas de los hilos que colgaban. Nada era como sentir, como oler la tela. Después también descubrió que la tela generaba su propia música, los vestidos al frotarse hacían un ruído cósmico, casi como de estrellas.

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